Llegar a descifrar la mente del consumidor es un misterio cada vez más accesible para las agencias de publicidad y medios gracias al neuromarketing. El neuromarketing consiste en una aplicación de la neurociencia al ámbito de la mercadotecnia, que trata de estudiar los efectos de la publicidad en el cerebro humano.
Una de las agencias de medios, pionera en aplicar esta técnica al campo de la planificación de medios, es PHD. Según su presidente, Pablo Alonso, lo que hacen es preguntar a los individuos cuáles son las primeras asociaciones que les vienen a la mente sobre esa marca. Después, se les pregunta a qué asocian cada uno de esos vínculos, y se va construyendo lo que se denomina el Enegram de una marca, una especie de reproducción del cerebro humano.
En la mayoría de los casos, las asociaciones que ha establecido el consumidor respecto a la marca son tan fuertes que, si se intentan romper con una línea de comunicación distinta, el cliente desconecta. Lo que se observa cuando un individuo recibe un impacto, son las áreas que se activan en su cerebro a través de impulsos eléctricos.
La gran aportación de este sistema de investigación de mercado respecto a los más tradicionales es que, gracias a él, se obtienen respuestas verdaderas, sin estar condicionadas por múltiples factores. Además, es compatible con otras técnicas habituales como el focus group y las entrevistas personales.
Entre las conclusiones del estudio cabe resaltar la fuerza de los mensajes emocionales en comunicación y en la toma de decisiones de compra por parte de los consumidores, así como el hecho de que todos somos iguales en cuanto a la reacción ante un estímulo.
Una de las agencias de medios, pionera en aplicar esta técnica al campo de la planificación de medios, es PHD. Según su presidente, Pablo Alonso, lo que hacen es preguntar a los individuos cuáles son las primeras asociaciones que les vienen a la mente sobre esa marca. Después, se les pregunta a qué asocian cada uno de esos vínculos, y se va construyendo lo que se denomina el Enegram de una marca, una especie de reproducción del cerebro humano.
En la mayoría de los casos, las asociaciones que ha establecido el consumidor respecto a la marca son tan fuertes que, si se intentan romper con una línea de comunicación distinta, el cliente desconecta. Lo que se observa cuando un individuo recibe un impacto, son las áreas que se activan en su cerebro a través de impulsos eléctricos.
La gran aportación de este sistema de investigación de mercado respecto a los más tradicionales es que, gracias a él, se obtienen respuestas verdaderas, sin estar condicionadas por múltiples factores. Además, es compatible con otras técnicas habituales como el focus group y las entrevistas personales.
Entre las conclusiones del estudio cabe resaltar la fuerza de los mensajes emocionales en comunicación y en la toma de decisiones de compra por parte de los consumidores, así como el hecho de que todos somos iguales en cuanto a la reacción ante un estímulo.
Vía : Marketing Directo
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